ALIMENTACIÓN ANTIINFLAMATORIA
¿Sabías que muchos alimentos en vez de aportarnos energía, nos la secuestran?
Voy a darte un par de una información muy básica pero muy potente para tu salud:
No nos nutrimos de lo que ingerimos, sino de lo que digerimos.
Muchos alimentos de hoy en día nos inflaman en vez de nutrirnos.
¿Y cómo es posible ésto?
Pues principalmente porque comemos alimentos que poco tienen que ver con su estado natural. Los alimentos ultraprocesados son ricos en azúcares, grasas de mala calidad, sales, aditivos…y han perdido la fibra y la mayoría de los nutrientes esenciales, generando altos picos glucémicos, altos niveles de insulina reactiva, y una activación de PG e IL inflamatorias. Además, la mayor parte de los alimentos de hoy en día contienen altos niveles de pesticidas, fertilizantes, saborizantes, conservantes… Y a su vez, al no aportar suficientes vitaminas y coenzimas, nos dificulta el correcto funcionamiento de nuestros procesos bioquímicos y fisiológicos necesarios tanto para la digestión como para el resto de funciones vitales.
Y por otro lado, si no tenemos una microbiota intestinal adecuada, el procesamiento y metabolismo de estos alimentos puede ser errática, generando sobrecrecimientos de microorganismos oportunistas, mala activación enzimática, malabsorción de nutrientes y una mayor permeabilidad intestinal, que está en la base de la aparición de posteriores intolerancias alimentarias, inflamación sistémica de bajo grado o incluso, enfermedades autoinmunes.
En muchas ocasiones, incluso puede ser más beneficioso para tu salud ayunar que comer.
¿Tú también te habías dado cuenta?
Las recomendaciones para una alimentación saludable han ido variando en las últimas décadas, pasando de una alimentación basada en cereales como marcaba la antigua pirámide nutricional de los años 70-80, parece q marcada por los intereses de la industria alimentaria y de la situación económica de la época, basada en el consumo de pan, cereales, pasta, arroz, patatas, lácteos y complementada por verduras, frutas y después por carne, pescado y huevos. Y de forma minoritaria, el consumo de grasas.
Hoy en día sin embargo, sabemos que estas recomendaciones se han quedado obsoletas y presentan grandes deficiencias nutricionales. Y de hecho, ha dado lugar a un incremento del sdr metabólico, responsable de la mayor parte de las enfermedades crónicas cardiovasculares. Las recomendaciones de alimentación saludable de hoy en día, según las últimas investigaciones y experiencias clínicas, podrían representarse de una forma mucho más sencilla con el Plato Harvard, diseñado en 2011 por la School of Public Health de la Univ de Harvard, y donde se muestran las proporciones saludables:
-50% del plato: verduras y algo de frutas
-25%: proteínas saludables
-25%: cereales en grano
-Acompañado de grasas saludables y agua para beber.
(y si priorizas alimentos de la huerta, de productores de cercanía y sin agroquímicos, mejor!)
Piénsalo, que la alimentación antiinflamatoria sea una de las mejores recomendaciones nutricionales hoy en día, no es simple moda. Hay estudios suficientes que lo avalan, como el estudio publicado en la revista Journal of Internal Medicine, que evidenció la asociación entre el cumplimiento de una dieta con alto potencial antiinflamatorio con mayor tiempo de supervivencia y menor mortalidad por todas las causas, por enfermedades cardiovasculares (ECV) y por cáncer.
Los procesos inflamatorios están involucrados en una gran variedad de problemas de salud, siendo actualmente la inflamación sistémica crónica de bajo grado (ICS) la principal causa de morbilidad y mortalidad a nivel mundial.
El 50% de todas las muertes son atribuibles a enfermedades relacionadas con la inflamación, tales como ECV, cáncer, diabetes mellitus tipo 2, enfermedad renal crónica, enfermedad de hígado graso no alcohólico, además de enfermedades autoinmunes y neurodegenerativas. Entre los factores que promueven la ICS se destaca el perfil alimentario actual de la población, caracterizado por un mayor consumo de alimentos ultra procesados, altos en cereales refinados, sal, grasas trans y aditivos, junto a un alto consumo de alcohol y bajo en frutas, verduras y alimentos ricos en fibra dietética.
Por lo tanto, disminuir el consumo de alimentos proinflamatorios y aumentar el consumo de alimentos saludables y antiinflamatorios, como frutas, verduras de hojas verdes, sería clave en la reducción de estas enfermedades y la mortalidad asociada, gracias a un control de los picos de insulina, una disminución de PG proinflamatorias y un aumento de fitoquímicos que favorecen la secreción de IL y citoquinas antiinflamatorias.
Bibliogr: Kaluza et al, J Int Med 2019. Furman et al, Nat Med 2019.