COVID-19
CUIDARSE MÁS
Según la teoría de los fractales, lo que tenemos dentro es una réplica de lo que hay fuera, y viceversa. El caos universal que estamos viviendo también lo llevamos dentro y la solidaridad que resurge en la población también renace en nosotros.
Es importante que la capacidad de adaptación que estamos sacando para amoldarnos a esta situación también la saquemos para reorganizar nuestro organismo. Si somos capaces de entregarnos con conciencia y responsabilidad a esta crisis, seremos capaces de encontrar soluciones donde haya problemas.
Es una buena oportunidad para crecer, evolucionar y cuidarnos un poco más.
¿Cómo prepararnos para afrontar mejor el Coronavirus?
Seamos responsables con las indicaciones de protección y aislamiento indicadas por las autoridades sanitarias, tan necesarias para reducir el contagio y la velocidad de propagación, tanto para evitar el colapso en los hospitales como para reducir la carga viral con la que nuestro sistema inmunológico tenga que lidiar. Cuidemos nuestro cuerpo como nuestro gran templo. Limpiemos nuestro hogar, nuestro organismo y nuestra mente de tanta contaminación acumulada durante años.
Reforcemos nuestro sistema de defensas a través de
– Unos buenos hábitos alimentarios, que incluyen tanto una nutrición rica en vitaminas, oligoelementos y antioxidantes (como las frutas y verduras ecológicas llenas de nutrientes y libres de pesticidas, cereales integrales en grano, legumbres, huevos ecológicos, grasas saludables como las del aguacate, frutos secos o de los aceites vegetales de primera prensión en frío, algo de pescado de pequeño tamaño y poca carne siempre que se pueda, ecológica, y alimentos probióticos como kéfir, yogures de soja/oveja/cabra, el miso, tempeh y el chucrut) y baja en alimentos inflamatorios como los productos refinados, azúcares, bebidas gaseadas, carnes rojas, trigo y sus derivados, y lácteos de vaca (siempre mejor los derivados lácteos que están fermentados-queso, yogures- y mejor de animales más pequeños como la oveja o la cabra). Y otra buena y saludable costumbre es la de respetar los tiempos de NO comer (mínimo 4 hr de descanso intestinal para que se active el MMC o complejo motor migrante), ya que durante esos períodos se activan procesos de eliminación y limpieza orgánica imprescindibles para un buen funcionamiento orgánico. Muchos estados de semiayuno o ayuno prolongado pueden beneficiar mucho más que la sobrealimentación a la que estamos acostumbrados. Podemos incorporar los ritmos de ayuno intermitente de 16/8 en el que dejamos al organismo descansar 16 horas libres de ingesta sólida (lo mejor es saltarse la cena, o adelantarla y retrasar o saltarse el desayuno) cada vez que podamos, o el de 24 horas una vez a la semana o de incluso de 2-3 días al mes en los que sólo beberemos agua, infusiones o caldos hipocalóricos. La restricción calórica disminuye la resistencia a la insulina, favorece la actividad de las células NK, la lipólisis y formación de cuerpos cetónicos que reducen la inflamación y reduce el estrés oxidativo.
– El ejercicio moderado que nos ayuda a oxigenar nuestras células, a activar nuestro metabolismo y aumentar la temperatura corporal. Al sudar eliminamos productos de desecho y toxinas, metales pesados como arsénico, mercurio, cadmio o plomo e incluso ftalatos y bisfenol-A. Se ha visto que el ejercicio es capaz de disminuir la respuesta inflamatoria del organismo y activar el sistema inmunitario a través de los linfocitos B, linfocitos T CD4, IL-2, IL-6, PCR e incluso la Ig A, inmunoglobulina de primera línea de defensa en mucosas (recordemos que el Coronavirus se contagia a través de las mucosas orofaríngeas y oculares). Lo ideal es realizarlo al aire libre, pero ahora tendremos que adaptarnos a las circunstancias y realizarlo en nuestras propias casas, trabajando con nuestro propio peso, subiendo y bajando escaleras, bailando, saltando a la comba o realizando alguna de las múltiples tablas que nos ofrecen a través de internet. Cualquier excusa es buena si conseguimos elevar nuestra frecuencia cardíaca, calentar nuestro organismo, fortalecer nuestros músculos y estirar nuestros tendones.
– Unos buenos hábitos de vida (de descanso, de contacto con la naturaleza, de evitación de tóxicos). Es importante ventilar, abrir ventanas para airear nuestras casas y airearnos nosotros. Pasar un rato respirando aire renovado, limpio y fresco, aprovechando una menor contaminación que hay ahora en las calles y teniendo en cuenta que dentro de los domicilios puede haber incluso más contaminación que fuera. Y si tenemos oportunidad, buscar ratitos de exposición al sol directo y sin cremas solares, al menos 10-15 minutos, aunque sea abriendo una ventana o saliendo al balcón o jardín en caso de tenerlo, nos proveerá tanto de una radiación ultravioleta a la que son sensibles los virus, así como de la posibilidad de sintetizar vitamina D a través de nuestra piel. Aprovechemos el cambio de estación y recibamos con gratitud la llegada de la primavera.
Muchas veces, el problema que veo en mis pacientes no es que tengan problemas en sus sistemas inmunitarios, sino que tienen demasiados “palos en las ruedas” que les impiden un correcto funcionamiento del mismo.
LOS TÓXICOS
Los tóxicos a los que estamos expuestos de forma silenciosa, tanto a través de la alimentación (pesticidas, fertilizantes, saborizantes, conservantes) como de los productos de limpieza, de la cosmética o incluso de nuestros hobbies más insospechados (barnices de pinturas, cloro de piscinas…) pueden favorecer la expresión de ciertos polimorfismos genéticos y bloquear rutas de detoxificación hepáticas.
Por eso es importante consumir alimentos ecológicos, beber agua filtrada, evitar los plásticos llenos de parabenos y ftalatos, el aluminio presente en alimentos enlatados y envolventes de alimentos, el mercurio presente en los pescados grandes por la bioacumulación… cambiar nuestros cosméticos llenos de siliconas por productos ecológicos, eliminar desodorantes en spray y con aluminio, los perfumes que utilizan productos sintéticos para fijar el olor, eliminar productos químicos de nuestros armarios de limpieza (ambientadores, insecticidas, sprays antiodorizantes, limpiadores antigrasa multiusos, suavizantes para la ropa, productos de limpieza agresivos contra el medioambiente y contra nuestra piel) y volver a los productos básicos y naturales como el vinagre, el limón o el bicarbonato, que no sólo mejorarán nuestra salud, sino también nuestro bolsillo.
– Una suplementación con las vitaminas y antioxidantes necesarios, no sólo para tener las cantidades mínimas necesarias para el funcionamiento de nuestro organismo, sino para tenerlo al máximo rendimiento tan necesario en estos momentos. El estrés diario al que estamos sometidos provoca un sobreconsumo de ciertos minerales y oligoelementos; la alimentación proveniente de cultivos hiperexplotados es deficitaria en nutrientes esenciales como el magnesio, el zinc, el selenio. También son importantes las vitaminas del grupo B, la E o la vitamina D (considerada hoy en día casi como una hormona) que es inmunorreguladora y puede mejorar la respuesta inmune ante infecciones como la que nos preocupa ahora mismo. Y la Vitamina C, gran aliada en estos momentos no sólo a nivel preventivo antiviral sino también terapéutico en la lesión pulmonar aguda y en el síndrome de distrés respiratorio (SDRA), como parece que empiezan a evidenciar las últimas publicaciones chinas (principalmente con dosis endovenosas, donde las altas concentraciones plasmáticas consiguen un potente efecto antioxidante, reducir las respuestas inflamatorias y mejorar la función endotelial). Los ácidos grasos omega 3 DHA y EPA también son buenos aliados, gracias a su poder modulador de la inflamación al disminuir la producción de citocinas proinflamatorias. Y los pre y probióticos pueden contribuir a mejorar nuestra microbiota intestinal potenciando las cepas protectoras, muconutritivas e inmunoreguladoras. Numerosas investigaciones desvelan la relación entre la microbiota intestinal y la regulación de nuestro sistema inmune. Asuntos tan simples como hacer de vientre a diario, con unas heces bien conformadas y homogéneas, libres de síntomas, como hinchazón abdominal o dolores inespecíficos intestinales; esto puede librarnos, no sólo de digestiones difíciles o malabsorción de nutrientes, sino de un sobrecrecimiento bacteriano-fúngico-parasitario, un aumento de la permeabilidad intestinal, una inadecuada secreción de neurotransmisores o una alteración de nuestro sistema inmunitario.
– Una actitud positiva y responsable, coherente con nuestro estado de conciencia, asumiendo la necesidad de hacer cambios en nuestros comportamientos, en nuestra forma de reaccionar, de pensar y vivir. En la forma de relacionarnos con los demás, con la naturaleza y con nuestro propio organismo. Dice la medicina tradicional china que los pulmones son los órganos de la tristeza. Puede que el mundo manifieste su tristeza a través de nosotros… Aprovechemos estos tiempos de introversión para respirar profundamente y conectar con nuestras emociones más profundas. Aprovechemos para reflexionar, para meditar. Replanteémonos nuestras creencias y descubramos los miedos que nos impiden ser libres y disfrutar plenamente de la vida. Respiremos y descansemos.
Seguramente todo esto nos ayude a sobrellevar el contagio, que antes o después a casi todos nos tocará, con la menor sintomatología posible o incluso sin prácticamente darnos cuenta. Y en caso de empezar con síntomas suaves, acompañar al cuerpo, que es sabio, dejando que la tos elimine los gérmenes (bebiendo mucha agua y tomando mucolíticos como la acetilcisteína), dejando que la fiebre realice sus funciones de activación de inmunoglobulinas e inhibición de la proliferación de microorganismos (evitar la toma indiscriminada de antiinflamatorios y antitérmicos, dejándolos sólo en caso de gran malestar y de forma ocasional), tomando las vitaminas a las dosis máximas recomendadas, haciendo baños calientes, descansando, desconectando, ayunando lo que podamos y dejando que el cuerpo tome las riendas de nuestra salud con la menor interferencia y resistencia posible por nuestra parte. Y en caso de síntomas severos con dificultad para respirar, fiebre muy alta, mareos o sensación de malestar importante, acudir lo antes posible a un médico que pueda evaluar la necesidad de ingreso hospitalario en caso de neumonía o distrés respiratorio.
Ante todo, mantengamos la calma y la serenidad. Metamos consciencia en nuestras vidas. No podemos cambiar lo que está sucediendo ahora mismo ahí fuera. Pero sí podemos cambiar lo que sucede dentro de nosotros. Seamos el cambio que queremos ver en el mundo.
Lo demás llegará solo.
FUENTE:
https://www.bluehealthcare.es/dra-camino-diaz-es-una-buena-oportunidad-para-crecer-evolucionar-y-cuidarnos-un-poco-mas/
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